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āCuerpo y mente se influyen mutuamente, en el cuerpo estĆ”n grabadas las memorias de nuestra historia emocional y las vivencias de la infancia determinan los esquemas con los que nos relacionamos de adultos. Es decir, las defensas que tuvimos que elaborar de niƱos para enfrentar situaciones emocionales en las que hubo carencia de cuidado, desamor, abandono, rechazo o conflicto con nuestro entorno, se instalaron en nuestra psique y en nuestro cuerpo en forma de tensiones y se volvieron inconscientes, conformando nuestra coraza carencial y nuestra coraza muscular.ā
(Alexander Lowen)
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